Conjugar al peronismo con la revolución fue, sobre todo, un asunto de su misma historia, de los resultados concretos de sus políticas laborales y sociales, del protagonismo de la clase trabajadora. No obstante, en este episodio, nos detendremos en la lectura que sobre el tema produjo Jorge Abelardo Ramos, un militante trotskista e historiador que ya en 1945 se ligó, y para siempre, al peronismo. En contra de las interpretaciones de la izquierda clásica –cipaya la llamará con tremenda voluntad de polemista-, de un libro fundamental de Abelardo Ramos -Revolución y contrarrevolución en la Argentina- se extrae que el camino de la revolución existe entre nosotros, en este ángulo del continente americano, a través del peronismo. Y desde él. Nos permitimos saltar: ¿eludiremos entonces al menemismo, a su condición peronista en el suelo del neoliberalismo? Por supuesto que no, por eso enfocaremos en particular en cómo el menemismo se pensó en relación con la hora política, social y nacional que se inició el 17 de octubre de 1945. En el tándem entre peronismo y revolución, en la pareja tensa -al borde de la realización y de la ruptura-, ineludible será mirar al kirchnerismo. Lo haremos a través de un discurso de Cristina, a través de Eva y de la obra de Daniel Santoro.