A Horacio Quiroga
Morir como tú, Horacio, en tus cabales,
y así como en tus cuentos, no está mal;
un rayo a tiempo y se acabó la feria…
Allá dirán.
No se vive en la selva impunemente,
ni cara al Paraná.
Bien por tu mano firme, gran Horacio…
Allá dirán.
“Nos hiere cada hora —queda escrito—,
nos mata al final”.
Unos minutos menos… ¿quién te acusa?
Allá dirán.
Más pudre el miedo, Horacio, que la muerte
que a las espaldas va.
Bebiste bien, que luego sonreías…
Allá dirán.
Sé que la mano obrera te estrecharon,
mas no, sí, Alguno, o simplemente, Pan,
que no es de fuertes renegar de su obra…
(Más que tú mismo es fuerte quien dirá).